Decir que no…
El otro día estaba viendo un capítulo de CSI junto a mi esposo.
De pronto, en ese capítulo, uno de los CSI estaba ahorcando a un sospechoso y le decía que si seguía apretando un poco más se desmayaría.
Y así fue. Cuando cambiaron la toma, el sospechoso ya estaba en la sala de interrogatorios con el uniforme naranja que les entregan cuando les piden su ropa para analizarla.
Entonces, mi esposo preguntó en voz alta, quién le había quitado la ropa y le había puesto el uniforme, si, supuestamente, estaba desmayado.
Yo sólo pude decir que era una excelente pregunta, porque quería decir que alguien había violado su privacidad mientras estaba desmayado.
Y eso me dejó pensando…
Lo que acabábamos de ver, era literalmente, lo que se podría considerar un abuso.
Es decir, ¿cuál es la diferencia entre estar desmayado, dormido o drogado?
Así que pensando en eso llegué a la conclusión de que consideramos un abuso sexual o, incluso, una violación cuando alguien droga a otra persona con alguna sustancia para que no pueda reaccionar de ninguna manera y entonces poder hacer lo que quiera con ella.
Pero si la persona no está drogada sino dormida cuando alguien realiza los mismos hechos, ¿eso se considera abuso o violación?
La verdad me quedó la duda porque me imagino que habrá mujeres que no tendrán ganas de tener sexo con sus parejas y que dirán que no, más de una vez, de forma consciente.
Decir que no… es ¡NO!
No importa si estás consciente o inconsciente. Si estás despierta o dormida.
Cuando dices que no es que no. No creo que el decir “no” implique: “ahora que estoy despierta no, pero si quieres cuando esté dormida puedes hacer lo que quieras, sólo procura que no me despierte”.
Después también pensé que no aplica sólo a las relaciones sexuales ni a la pareja nada más, sino a todo.
Si yo digo que no, es no.
“No quiero comer eso, no quiero hacer esto, no me apetece decir, pensar tal cosa.”
“No te dejo ir, no quiero que vayas.”
Cuando digo no, es no. ¿Por qué intentan convencerme de lo contrario?
Es como si yo estuviera equivocada todo el tiempo y como, el resto del personal quiere algo, yo también tengo que quererlo por sus huevos.
Pues no…
Para alguien como yo, que suelo decir lo que pienso, lo que quiero y lo que me sale de los huevos, deberían de tener muy claro que es muy poco probable que diga una cosa queriendo decir otra.
Así que si digo que no, es no, no estoy tratando de llamar la atención o de que me convenzan de lo contrario.
Sólo quiero que me escuchen, no que me entiendan. No quiero que me convenzan y menos que me pidan explicaciones, como si no fuera posible, simplemente, no querer o no tener ganas. Como si tuviera que haber toda una explicación científica de porqué quiero o no quiero ciertas cosas, situaciones o personas en mi vida.
Soy más simple que eso…
Si quiero algo, digo sí… si no quiero algo, digo no… si estoy feliz, sonrío… si estoy que me lleva la chingada, pues tengo cara de “no me estés jodiendo.”
Decir que no… es no y eso no quiere decir que ame menos, que sea mala persona por no querer hacer lo mismo que los demás o que no quiera compartir mi tiempo, mi espacio o mi vida con los demás.
Simplemente quiero dejar bien claro que lo que sea… es mi decisión y como tal, merece ser respetada al igual que yo.