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Me cansé de callarme, al final, eso también es mentir

Me cansé de callarme, lo de “calladita te ves más bonita” es una de las mentiras más grandes que he escuchado; he permanecido callada por muchísimo tiempo y de verdad, no me veo más bonita, al contrario, cada día me veo más jodida.

En este punto de mi vida no sé si la tecnología sea buena o mala (ya sabes que esos conceptos no van conmigo), pero lo que sí creo es que gracias a ellas puedes o no, darte cuenta de muchas cosas.

Quizás es que yo soy muy observadora (de hecho, suelo ver más allá de lo evidente y tengo memoria casi fotográfica) y no sólo me doy cuenta de muchas cosas, sino que recuerdo publicaciones de hace tiempo y me brinca que la mayoría de la  gente es un farsa fabricada para y por las redes sociales.

Estoy tan cansada de ver cómo la gente miente una y otra vez en sus publicaciones y sus “amigos” les aplauden todas sus gracias como si fueran seres humanos perfectos y me cansé de callarme.

Y ahí es donde a mí se me jode lo bonita, porque si yo hablara; pero noooo, “calladita…”

Me he enterado de tantas cosas que se han dicho de mí y yo ni enterada (me he enterado después de años de haberse dicho).

Yo no soy de publicar mucho de mi vida en las redes, creo que la vida se vive no se presume; sólo de vez en cuando,  para que la familia que está lejos (que en nuestro caso es toda) se entere de que seguimos vivos y haciendo cosas normales como el resto del personal.

Pero estoy harta de que se crean que tengo una vida perfecta, que yo no tengo problemas, que para mí todo ha sido, es y sigue siendo sencillo, que todo me sale bien.

La realidad es que tengo problemas como todos, situaciones difíciles como todos, he querido ahorcar a alguien montones de veces, como todos.

Me he enfermado, me pongo triste, he pasado por depresiones, por situaciones económicas muy jodidas, me he sentido muy sola… ¿y sabes quién de todos los que se pavonean hablando se ha enterado o interesado?

0… nadie… none….nobody

Al final, he salido adelante y seguiré haciéndolo porque soy una chingona y estoy rodeada de chingones (mi esposo y mis enanos).

Pero ese no es el punto, no se trata de si soy fuerte o no, si soy capaz o no; se trata de que se crean que para mí todo es fácil.

Porque, sabes, la mayoría de las personas creen que yo tengo mucha suerte… porque me casé con un gran hombre, porque tengo unos enanos hermosos por dentro y por fuera, porque lo tengo todo para ser feliz (hay que ver que entienden ellos por todo).

Nadie se ha detenido a pensar si eso me tocó por suerte, si es lo que me merezco, si me lo he trabajado a pulso o si, realmente, es así de maravilloso.

Llevo más de diez años viviendo lejos de todo lo que había sido mi vida; mi familia, mis amigos, mi entorno.

Hoy miro hacia atrás y me pregunto dónde quedaron todos aquellos amigos, dónde quedaron aquellas personas que decían que me querían, dónde están ahora.

Llevo años sin saber lo que es levantarse de la cama de un brinco con toda la ilusión de un nuevo día; porque lo me cuesta un huevo es dar el brinco, no sé lo que es levantarme de la cama sin dolor. He dejado que crean que necesito cinco minutos para que se me baje el mal humor con el que me levanto, pero la realidad es que no quiero que vean mi cara de dolor.

Y todas aquellas personas que alguna vez formaron parte de mi vida sabían lo que yo tenía y aun así ninguna de esas personas ha cogido el teléfono o mandado un mensaje para saber cómo estoy.

Lo que sí han hecho es opinar sobre las cosas que creen saber o que alguien les contó a su manera.

O, peor aún, están indignados porque yo no me preocupo por ellos.

Y juzgan sin saber

Me he pasado la vida solucionando los problemas de los demás porque son unos inútiles incapaces de solucionar sus propias vidas, pero están muy puestos para opinar sobre la mía.

Hoy entrego la mochila de cada uno… podría decir una frase cliché: “se les acabó su pendeja”, pero no; lo que se les acabó es su cargadora, que cada uno se haga cargo de sus cosas, de sus broncas y de sus responsabilidades; pero, sobre todo, se acabó su “calladita”.

Me cansé de callarme…

Por mi propio bien, tengo que soltar la enorme cantidad de mochilas que estoy cargando, es justo y necesario porque mis alas necesitan espacio para salir y poder volar libre.

No es que vaya a ir soltando todo lo que sé de todo el mundo, no es mi papel, cada uno y cada cosa caerá por su propio peso; pero sí que es verdad que no me guardo nada más.

Soy quién y cómo soy; y tratar de complacerlos a todos no ha hecho que me acepten o me quieran más, al contrario, todavía se indignan y se desaparecen; pues bueno, ahora seré 100% yo y al que no le guste… que le ponga azúcar.

Como verás, somos mujeres con muchos potenciales y muchas ganas de vivir la vida en su máximo esplendor. Por eso estamos trabajando en algo que nos dará ese espacio para expresarnos y apoyarnos, todo para poder sentirnos más libres… ya casi está listo, ¡sigue atenta!

firma Rocio Casas

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