El agotamiento emocional es real y es ese tipo de cansancio que no se sana durmiendo o descansando.
Va más allá del cansancio físico; no tiene que ver con el esfuerzo o el trabajo, en sí mismo; sino más bien con una exigencia personal de dar más de lo que se recibe.
Es muy común confundir el agotamiento emocional o mental con el cansancio
Pero la realidad es que no tienen nada que ver y, peor aún, el agotamiento emocional no es muestra de debilidad; por el contrario, es la consecuencia de intentar ser fuerte por demasiado tiempo.
En este caso se trata de asumir la responsabilidad de asumir problemas, conflictos, circunstancias e historias de tipo emocional y que, en la mayoría de las veces, ni siquiera son nuestros o nos afectan directamente.
Te hablo de ese punto al que llegamos después de mucho tiempo, porque no nos damos cuenta hasta que ya caímos en estados de parálisis, depresión o enfermedades crónicas que no entendemos de dónde vienen.
Ya no aguanto más…
No sabes porque te sientes así o qué es lo que ya no aguantas, pero definitivamente te sientes como derrotada en una batalla que ni siquiera te enteraste que estabas peleando.
Y claro, uno se siente cansado físicamente también, pero eso no es más que un síntoma de todo lo que se está cargando de forma inconsciente a nivel emocional y mental.
¿Sabes por qué nos llega este agotamiento emocional en el 4to Piso?
Porque caemos en la cuenta de que estamos dando y dando; y lo que recibimos a cambio es menos, ya sea en cantidad o en calidad.
Los seres humanos tenemos la tendencia a creer que si hacemos las cosas con amor siempre estarán bien hechas, asumimos que el otro debe estar agradecido por lo que hacemos.
La verdad es que las cosas se hacen por amor, que es muy diferente. Cuando hacemos las cosas con amor, las hacemos desde nuestra perspectiva, de lo que nosotros sentimos que es lo correcto. Sin embargo, si las hacemos por amor, estamos haciendo las cosas tomando en cuenta al otro, a lo que quiere, a lo que necesita; sin importar lo que nosotros opinemos al respecto.
Esto es lo que hace que lleguemos a este estado de agotamiento emocional. Cuando lo que damos, sentimos que es más que lo que recibimos. Y si a eso le sumamos que nos mostramos fuertes, que no queremos que nos vean cansadas o quejándonos porque tenemos que cumplir con un montón de cosas, pues esto se nos complica más.
Yo aguanto todo, yo siempre puedo…
Generalmente, esa es la posición en la que nos encontramos cuando llegamos a este agotamiento. Es como si no tuviéramos nuestras propias necesidades de las cuales ocuparnos. El resto es siempre más importante que nosotras.
¿Cómo darnos cuenta que estamos en este estado de agotamiento emocional?
- Cansancio físico: desde que nos levantamos, sufrimos el resto del día. Nos pesa salir de la cama para cumplir con lo que nos toca.
- Insomnio: por increíble que parezca, los que sufrimos agotamiento emocional no dormimos bien, es la ansiedad de tener que cumplir y el tener un montón de cosas por hacer, lo que nos impide descansar adecuadamente.
- Irritabilidad: todo nos pone de malas, nos hace explotar. Estamos sensibles y se nos ve de mal humor todo el tiempo.
- Falta de motivación: ya nada nos emociona. Actuamos en automático, sólo por cumplir y ya nos da igual lo que suceda, sólo queremos terminar rápido para (según nosotras) poder descansar.
- Distanciamiento emocional: empezamos a alejarnos de las personas, es como si de repente dejáramos de sentir.
- Mala memoria: al tener tantas cosas en la cabeza, es normal que empecemos a olvidar pequeños detalles o cosas importantes.
- Lentitud en el movimiento: es como si todo nos costara el doble de trabajo físicamente hablando, solemos echarle la culpa a la edad, pero en realidad es agotamiento; no tiene nada que ver con los años.
Y entonces, ¿qué hacemos?
Primero, mandar todo y a todos al carajo.
Tenemos que empezar por ponernos más atención a nosotras. Darnos nuestros tiempos y nuestros espacios.
Aprender a decir que no.
No todo es nuestra responsabilidad, no todo nos toca a nosotros; cada quien tiene que lidiar con sus propias existencias. Estar ahí para acompañar, apoyar y amar, no quiere decir que tengamos que aguantar o cargar con la mochila o la porquería de los demás.
Yo estoy terriblemente agotada emocionalmente, pero estoy en el proceso de sanar este agotamiento; no voy a permitir que por mantener a otros en pie, sea yo la que termine tirada.