La “crisis” de los cuarenta, la llegada al 4to piso

La “crisis” de los cuarenta, esa entrada al 4to piso.

La crisis de los cuarenta, llegué a un punto de mi vida donde, literalmente, sentí que se me acaba el tiempo.


Este dichoso 4to piso que parece marcarme un antes y un después entre lo que fui y lo que quiero ser; a la vez parece la entrada al fin de los días.


Me sentía, realmente, desesperada porque me di cuenta que no he sido, hecho, tenido y cumplido todo cuanto quería o soñaba; y me daba la impresión de que había perdido “los mejores años” de mi vida.


Como si los que siguen a estos cuarenta años ya no tuvieran importancia ni relevancia. Es como si me hubieran hecho firmar un contrato a largo plazo y llegara ese momento en donde las letras pequeñas aplican. El aviso de que, de aquí en adelante, todo irá peor o en decadencia.


Y ahí me encuentro ahora, experimentando las canas, las arrugas, los achaques, las enfermedades… la ansiedad de que el tiempo no me rinde, que se me escapa entre los dedos y al final del día no he hecho absolutamente nada.

Ideas y creencias asumidas


Me han metido en la cabeza todas esas ideas o creencias de que uno llega a una edad donde todo empieza a descomponerse; la salud, los dientes, la piel, los órganos.


Si bien es cierto que tengo “fecha” de caducidad, no tengo escrita en la frente la fecha exacta en que ocurrirá, pero sí tenía claro que, una vez que llegara al 4to piso, sería el aviso de que esa etapa comenzaba.


Llegó la menopausia o pre-menopausia, como le quieras llamar; el punto es que esta también es una etapa y, como tal, dura tiempo, no pasa de la noche a la mañana. Con ella llegan los síntomas que me han dicho que tienen que llegar, me pregunto si realmente sentiría esos síntomas si nadie me hubiera hablado de ellos.


Es una ansiedad de no llegar a nada, a ningún lado. Sentir que no he hecho nada con mi vida y, lo peor… que ya no me queda tiempo para hacer nada con ella.


¡ERROR!


La vida no termina al llegar al 4to piso. No se acaba el mundo. No me entregaron un pase con fecha de caducidad.


Es mi decisión creer lo que quiera creer. Te lo digo por experiencia propia, si crees que entras en la etapa de las enfermedades, te enfermarás. Si crees que la menopausia es insoportable, lo será.


Si lo que dice la ciencia es cierto, que la expectativa de vida del ser humano se ha ampliado hasta más de cien años, ¿realmente quieres pasarte aproximadamente, entre 50 o 60 años sufriendo y padeciendo?


YO NO…


Me niego rotundamente a creer que mi vida terminó al cumplir cuarenta años, a creer que empezaré a enfermarme solo porque ya me toca, a vivir en la apatía porque, total, ya no me queda tiempo para hacer nada.


Prefiero creer que soy capaz de muchísimas cosas, que a partir de los cuarenta empieza otro ciclo de, aproximadamente, 50 o 60 años en los que voy ser, hacer, tener todo lo que siempre he querido y soñado porque ahora tengo la experiencia que me faltó en mi juventud. Tendré el tiempo suficiente y más, para mí, para hacer lo que me salga de los huevos…


Y lo mejor de todo es que ya no tengo que dar explicaciones ni pedir permiso para hacerlo, el que quiera seguir conmigo en este camino, adelante.

Nos vamos a divertir como enanos; el que no, que de media vuelta o que elija otro camino y compañía.


Así que, después de cinco larguísimos años (o eso me ha parecido a mí) acepto que llegué a una etapa más y no a una etapa menos; y me dispongo a vivirla intensamente y a echarle todos los huevos para ser todo lo feliz que merezco ser.

firma Rocio Casas

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