La nueva normalidad, ¿soy yo a la única que esta frase le causa conflicto?
Hay tanta incongruencia en esta pequeña oración que no alcanzo a comprender cómo siguen repitiéndola una y otra vez.
En primer lugar, no se puede llamar nuevo a algo que es no es nuevo, si es normalidad es porque ya existía.
Y en segundo, aunque se pudiera volver a la “normalidad”, ¿realmente deberíamos o querríamos volver a esa normalidad?
Honestamente, yo no…
Cuando hablan de esta “nueva normalidad” se están refiriendo a adoptar el uso de mascarillas y cubre bocas como parte de nuestras vidas.
También nos hablan de ciertas costumbres y disciplinas que tenemos que seguir tomando para protegernos.
Yo, la verdad, tengo un gran rollo con todo esto.
En principio, lo que manejan como “disciplina” son condiciones de higiene que ya deberíamos tener desde antes de que todo esto explotara. Digo, yo ya me lavaba las manos 55,500 veces al día.
Lo que pasa es que ahora lo manejan como una forma de mantenernos en pánico constante.
Por otro lado, me niego rotundamente a adoptar las máscaras y cubre bocas como parte de mi “outfit” (dirían los milenials).
Con el trabajo que me está costando salir de mi escondite y mostrarme tal como soy, enseñarme al mundo y no temer a los juicios o a las críticas; me niego a volver a esconderme o a ocultarme; menos aún, a callarme.
Y por otro lado, ¿por qué tengo que aceptar que me obliguen a cerrar la boca?
Ahora que, por fin, me estoy dando (yo solita, que soy la que me mando) el permiso de expresar lo que pienso, lo que siento y lo que quiero; me quieren obligar a callarme otra vez; rechazo esa idea tajantemente.
Peor aún, evitar el contacto con otro ser humano. Te has puesto a pensar cuánto baja eso el nivel de energía positiva en el ambiente.
Los besos, los abrazos y todas las muestras de cariño o amor, elevan la energía a niveles extraordinarios; pero claro, es más conveniente mantener las energías bajas, porque de esa forma somos más dominables.
Yo no estoy diciendo que el virus este no exista; es más, soy de las que lleva encerrada junto con mis enanos más de tres meses; sin salir ni a la puerta; pero me niego a que esto se convierta en un estilo de vida.
En estos momentos me enfoco en pensar positivo y decretar (si lo quieres ver así) en que todo mejorará; porque me niego a conformarme con lo que me dicen los demás que va a pasar.
Prefiero ir al pasito…
Un día a la vez. Hoy nos toca quedarnos en casa y protegernos si salimos porque la situación está en su punto más fuerte; pero eso no quiere decir que nos conformemos con un estilo de vida que no tiene porqué ser así.
Además, tenemos que tomar algo en cuenta muy importante, el uso de cubre bocas no es bueno para la salud. Y no soy doctor, pero creo que no hace falta serlo para saber (cultura general) que uno inspira oxígeno y expira dióxido de carbono.
El uso constante de un cubre bocas hace que estés respirando eso todo el tiempo; y yo no quiero eso en mi cuerpo, mucho menos para mis enanos.
Afortunadamente, aquí ya han casi decidido que el primer semestre del próximo ciclo escolar será en línea o con la posibilidad de que, uno como madre, decida si quiere o no enviar a sus enanos al cole.
De verdad, me niego a obligar a mis enanos y a mí a vivir así.