Los demás quieren de mí
Lo que sí tengo claro es que ya no voy a complacer a ninguna otra persona, sólo a mí misma. A partir de ese día, me levanto pensando en mí y sólo en mí, lo demás sucederá, en consecuencia.
Yo no puedo vivir la vida de los demás, es decir, no puedo ser responsable de sus rollos existenciales, no soy la solución de nadie y mucho menos… su basurero.
Hoy me miro al espejo y me gusta lo que veo, así, quien me ame, amará lo que soy y lo que hago… si no… la puerta es igual de grande para entrar que para salir.